VII Medio Maratón de Madrid

Aquí está, ya llegó, la media de las medias, la cuarta en importancia del territorio Español, la media de Madrid.

Día fresquito, vamos como para no quitarse ni los calcetos de lana y correr con patucos y sombrero de bolita.
Llegamos a las 9:00 Ana (Dallas) que va a correr la mini junto con Dario, Sergio (Mayayo) que va a por los 21.095 mts, Mari Jose, a cargo, como ya es tradición, de la logística, prensa etc… y yo, Alex (cameo), que también voy a por la media. Dorsaleamos, nos repartimos los nervios, estos «patí» estos «pamí», que no, que si, que qué se yo… en fin los lios típicos de una carrera que acoge a 11.500 dorsales.
Ana sale como una moto hacia la salida de los 6 Km´s de la mini, y aquí me tengo que parar. Ahora que no me lee, entre todos tenemos que hacer lo posible para que esta chica, apodada ya como «la Sueca voladora«, no entrene, zancadillas, malos estiramientos, codazos… vale todo, pero por lo que más queráis, no dejadla entrenar. Motivos me sobran para saber que el día que esta mujer entrene sobrevolará por encima de todos nosotros. Su tiempo 36:46 oficial.
Me coloco al lado del globo del 1:30, no porque busque esta marca, si no por evitar el follón de la salida en la parte trasera del pelotón. Pistoletazo y «palante», comenzamos bajando y llegamos a Quevedo, torcemos a la izquierda para tocar Bravo Murillo y tirar para arriba hacia la Plaza de Castilla, vamos calentando músculo y subiendo el pulso.
Poco antes de llegar a Plaza de Castilla me topo con Sergio, va un poco tocado, estrena ruedas y le están dando lata. Me quedo con el y tiramos
juntos disfrutando del ambiente que hay en esta
zona de Madrid.
Más adelante nos encontramos con Alberto que ha parado para recuperarse de un dolor lumbar, asi que el duo se convierte en trio.
Pasamos el Km 10 en 44 minutos y las sensaciones son buenas.
Al llegar a Principe de Vergara nos disponemos a subir el tramo más duro de la carrera. Una vez pasado este repecho, torceremos a la izquierda para volver a pasar por la Plaza de Castilla.
A estas alturas de carrera me doy cuenta de que el ambiente dista mucho de parecerse al del año pasado, o por lo menos esa es mi sensación. Posiblemente sea por la coincidencia de la carrera con la Semana Santa.
En el tercer paso por la Plaza de Castilla me separo un poco de Sergio, y tras adentrarme en Bravo Murillo camino de la Glorieta de Cuatro Caminos, continuo ya sin mirar atrás.
De repente ¡¡¡CHAS¡¡¡ señal de aviso de mi quinta lumbar, me manda un SMS que dice: «mira majete, estás a principio de temporada, me caes bien ya que me tratas con mimo, así que he decidido darte un toque para que controles un poquito y te bajes de la moto… sin más se despide tu L5«. A mi viene una palabra épica del universo cineasta de un tal Fesser en uno de sus maravillosos cortos, » El secleto de la tlompeta» que dice así: «Mierrrrrrrrrrrrrrda», pues bien, una vez dicho esto, pasa por mi cabeza el abandonar, pero no, tiro de coco y bajo un poco el ritmo para ver si de esta manera no recibo más dichosos SMS.
Parece que funciona, pero este cambio no me sienta muy bien.
A un kilómetro de la meta Sergio llega a mi altura y antes de entrar en Vallehermoso me abandona.
Por fin entro en el estadio y para el crono en 1:37:49 tiempo real, mi mejor marca personal en una media.
Estoy contento pero espectante, espero notar como reacciona mi espalda.
Me encuentro en meta con Sergio y Alberto, estiramos juntos y comentamos las mejores jugadas.

Resumiendo, recorrido idéntico a la pasada edición, ambiente bueno pero un poco más pobre que el del año anterior, y se gozó de buena compañia.
Tras reunirnos con Mari Jose, Ana, su hermana, Dario etc… comienza la recuperación tomando bebidas isotónicas de lo más variado… en un bar de la zona.
Hasta el año que viene Castiza.
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