30 Maratón de Donosti, por Cameo

La experiencia vivida el pasado fin de semana en la idílica San Sebastián no será fácil de olvidar.

En un principio tenía pensado el partir la entrada en dos, pero voy a intentar concentrar todas las emociones vividas en una sola.
Con las previsiones de meteo que había para este fin de semana en Donosti, la dosis de moral necesaria para enfrentarte al reto de los 42,195 metros era inexistente.

El Sábado por la mañana tras desayunar pimparamente, dorsalear y realizar algunas comprillas, quedamos con Aitor y Arantxa para comer en Pasai Donibane. Paseo, Café y unos mostitos por la marina, completaron un maravilloso día. Gracias a ambos por vuestra hospitalidad.

Tras una sorprendente noche, por aquello de que no se suele dormir antes de una prueba de este tipo y yo dormí de lujo, nos levantamos sorprendidos por el maravilloso día que se mostraba sobre nuestras testas.

Ya frente al estadio de Anoeta nos encontramos Miguel, con un claro objetivo que es acabar la prueba debido a su falta de entreno, y Sergio y yo que nos proponemos parar el crono en 3h 30 min.
Ana, Arantxa, Encarni y Mari Jose van a hacer las veces de animadoras y repostadoras.
Una vez colocados en la salida nos despedimos de Miguel deseándole lo mejor. Nos colocamos entre la liebre de 3h 15 y la de 3h 30.
Pistoletazo y esto comienza. Los primeros 24 kilómetros pasan de maravilla, nos regulamos bien y pasamos la media en el tiempo que nos habíamos marcado, 1h 43 m.
El paso por el estadio de Anoeta es espeluznante, un barco vacío pero imponente, que nos muestra lo emocionante que será la llegada.
La meteo no puede ser mejor, unos 8 grados sin sol y sin aire, perfecto.
En el kilómetro 7 me empieza a doler el tendón, estoy a punto de pararme, pero en un ataque de furia, me niego a aceptar el dolor y continúo. Un km más adelante el dolor cesó un poco y no paré.
Este me acompañaría durante toda la carrera, pero con una intensidad soportable.
En el Km 24 me junto con Sergio y Jesus que habían tirado un poco más adelante, y en ese instante, llega hasta nosotros un grupo de unas 10 unidades que me resulta interesante. Llevan un ritmo vivo, me uno a ellos y me siento cómodo. Este grupo resultó ser fundamental para mis aspiraciones al 3h 30.
El ambiente es magnífico, y a este se unen nuestras maravillosas chicas que animan de manera desenfrenada. Gracias de todo corazón, sin vosotras no hubiésemos llegado a meta.
Pasan los kilómetros y sigo en este grupo. Los comentarios de ánimo entre todos nosotros son constantes, la sensación de ritmo era perfecta. Ninguna molestia, 30…31…32…33… se acerca la parte complicada.
Llegando al kilómetro 33 comienza un tramo que me consta va a ser muy duro, poca gente, zona algo fea y picando para arriba, pero los que conocen la zona no paran de decir que una vez pasado esto el público te lleva.
Me doy ánimos, me acuerdo de los entrenos, de las subiditas de las carreras de montaña, de los sacrificios realizados para llegar hasta esto… aprieto los dientes y mantengo el ritmo en 4,50.
Llegamos al 36, la gente vocifera y me cuesta no emocionarme, intento centrarme en el ritmo, no me quiero dejar llevar por los sentimientos.
En el 38 se encuentra Arantxa que me da ánimos. No sabes lo que se agradecen, la sensibilidad que se tiene en esos instantes está al límite del llanto, y cualquier estímulo se multiplica por mil.
Cada vez hay más gente, se me ponen los pelos de punta al imaginarme la entrada en el estadio, allí estarán el resto de amigos, uffff va a ser tremendo. Intento no pensar en ello, ritmo…ritmo…4,50…4.55…bien está en el bolsillo.
Ya en el 40 miro el crono y me doy cuenta de que voy a bajar de 3,30, no me lo puedo creer, el subidón es tremendo.
Rodeo el velódromo y abandono el grupo en el que me he cobijado durante buena parte de la carrera.
La entrada en el estadio es de libro, música, y por su puesto ANA, MARI JOSE Y ENCARNI animando a todo trapo, espectacular, emocionante.
Paré el crono en 3h 28 min y 14 seg, no me lo podía creer.
Nada más entrar en meta necesitaba ver a Mari Jose y abrazarme a ella.
Tras reponerme me encuentro en las gradas del estadio con las chicas y nos fundimos en un abrazo.
Un poco más tarde llegó Sergio, al que los dichosos calambres le volvieron a jugar una mala pasada, pero consiguiendo su MMP, enhorabuena tío, acabar un marathon en estas condiciones muestran tu poderío mental.
Por otro lado Miguel, que salía a acabar, sólo hizo 3 min más que su mejor marca, estoy deseando ver tu no plan de entreno para incorporar algo al mio, felicidades campeon.
En fin, un fin de semana de ensueño, con una carrera más que recomendable tanto por el recorrido como por sus maravillosas gentes.Gracias Donostia.