Tor des Geants 2014: Crónica personal Egoitz Aragón. 11º Absoluto y 1º español. Un popular contra la élite.

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El Tor des Geants 2014 ha terminado hoy a las 16h con 446 gigantes en meta. El primero de los corredores españoles en cruzarla fue Egoitz Aragón, que entró 11º absoluto. Un popular, sin sponsor ni apoyo externo alguno en carrera,  luchando con la élite de tú a tú durante 330km. Aquí os dejamos su crónica personal de carrera, como pequeño homenaje a cada uno de los corredores que tomaron la salida el pasado día 7 en Courmayeur, para intentar esta gran aventura.

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POPULARES: Los verdaderos representantes del «Mal di Tor». Fotos paso Col Loson a 3.300m.

Egoitz Aragón en pleno Tor des Geants 2014. Foto: TDG

Egoitz Aragón en pleno Tor des Geants 2014. Foto: TDG

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CRÓNICA TOR DES GEANTS, POR EGOITZ ARAGÓN, (11º Absoluto, 1º español)

Sábado 6 de septiembre de 2014: Hoy es el día de la Recogida de dorsales y control de material obligatorio en el palacio de deportes de Courmayeur. Me resulta complicado meter todo el material obligatorio en la  mochila. Cuando otros corredores, presumen, de que la mochila les pesa menos de 1kg,  la mía pesa más de 6.

Domingo 7 de septiembre de 2014. ¡Arranca mi Tor des Geants 2014!

Muchos nervios en la salida, tenemos un largo «viaggio» de 330 km y 24000m de desnivel positivo por delante. Salgo de la mitad hacia adelante,  empiezo con malas sensaciones desde la primera subida, con calambres que me acompañaran durante  las próximas 24 horas, noto que voy  deshidratado por el calor y me obsesiono con beber mucho líquido llegando a beber hasta 3-4 litros del tirón.

Voy muy  tranquilo en las posiciones 100-120. Esto es muy largo y la gente ha empezado muy rápido. Poco a poco voy pasando corredores  y me planto en la posición 60, van pasando los kilómetros  y cada vez tengo más dudas, no mejora la situación. A las 26 horas más o menos llego al km 120, Col de Fenetre 2827m. Empieza  la larga bajada de 30 kilometros  hasta la base de vida de Donnas. Llego a la base de vida y veo los primeros corredores con sus acompañantes. Me ducho, me cambio de ropa, como algo y decido salir seguido e intentar subir del tirón al refugio de Coda y dormir las primeras dos horas en el ecuador de la carrera.

Lo único que llevaba  planificado desde casa  era llegar hasta el refugio de Coda sin dormir, más menos 35 horas, resto de carrera tocaría improvisar dependiendo la situación de cada momento. Salgo muy fresco de Coda, parece imposible que en dos horas  el cuerpo recupere tanto y empiezo a adelantar bastante gente. A partir de aquí es cuando empieza la carrera y las situaciones complicadas.

En el avituallamiento del lago Vagno,  me comentan  que soy “primo espagnolo” voy el décimo y que tengo un portugués y sus acompañantes a 10 minutos. Intento no obsesionarme con la situación de carrera, aunque se me hace complicado, pero de momento no pierdo la cabeza y vigilo de cerca los 3-4 frontales que tengo por delante, aunque solo uno de ellos lleva dorsal…

Hasta ahora era aguantar, pero a partir de ahora es cuando empezamos a vigilarnos unos a otros. Luego me entero que el portugués de delante, es un tal “Armando Teixeira” y resulta ser un grandísimo corredor del equipo Salomon Running. En la base de vida de Gressoney km 200, me encuentro con él y con todo su equipo. Ahí me di cuenta de la importancia de la asistencia en esta carrera. Cuando yo estaba solo y me lo tenía que currar todo, hay corredores que solo se preocupan de comer y descansar mientras les dan masajes, les visten y les animan psicológicamente.

Salgo de la base vida antes que él y toda la subida hasta el  Col Pinter 2776m, la hago mirando para atrás. No estoy disfrutando nada porque ya empiezo a emocionarme y no me gusta. Antes de llegar al refugio del Grand Tournalin les echo mano a  dos italianos del equipo técnica y a su acompañante y me junto a ellos hasta la base vida de Valtorunenche. Llego bastante tocado, solo llevo dos horas de sueño  y me empiezan las temidas llagas en los pies, voy al puesto de socorro y me dicen que eso no es una emergencia y que no me pueden atender. Afortunadamente, entonces un corredor español que se había retirado se ofrece a curarme.

Tengo bastante sueño pero decido tirar para adelante y quitarme una hora de noche durmiendo  por el camino. Empiezo a dar tumbos y me empiezan las alucinaciones, no me preocupa porque es normal, pero paro a dormir 1 hora en una granja de vacas. Cuando llego al refugio Cuney me encuentro con Armando Teixeira, me ha adelantado mientras yo dormía. La noche está muy mal, hace frío, llueve y es un tramo técnico y expuesto que discurre por encima de los 2.500m.

Mientras comíamos algo en el refugio, suena el teléfono, es el entrenador de Teixeira, (me quedo flipado de la logística de estos tíos.) En el refugio, también está durmiendo la corredora francesa  Emilie Lecomte, líder de la carrera femenina. Armando me comenta si bajábamos juntos ya que es un tramo peligroso y que lo que le importa es terminar la carrera. Quedamos de acuerdo en parar a dormir en el siguiente refugio, me dice para dormir dos horas pero yo le digo que con una hora me vale.

Al cabo de media hora me despierto del dolor de piernas y cuando me giro veo que el portugués no está ¿? Me dice el guarda que cuando yo me dormí, mi “amigo” se había escapado. jaja. Ya sé de qué palo va esta gente. Me lo tomo bien y tiro para abajo como una moto. Cuando llego al avituallamiento de Oyace, están Armando y Emilie. El primero está dormido y a Emilie la veo llorando. El entrenador de Armando no para de interrogarme, se preocupa demasiado para cosa buena, pero ya les tengo calados. No pierdo tiempo y tiro para arriba ganando dos posiciones.

Cuando estoy coronando el Col Brison 2492m, miro para atrás y me parece ver un grupo de 6 senderistas, que acompañan a  Emilie Lecomte. Me enfado mucho, ya que me  estoy comiendo la carrera solo y estos corredores de elite tienen una organización muy profesional. Antes de llegar a la última base vida de Ollomont me adelanta un japonés que baja como un tiro, no le doy importancia porque es imposible seguir su ritmo. Va muy fresco.

En Ollomont  me encuentro con Jandro, un corredor asturiano y sus acompañantes, que también se tuvieron que retirar. Tengo los ánimos por los suelos, no he disfrutado ni un momento  desde que empezó la carrera, pero consiguen animarme y sin perder mucho tiempo decido afrontar la última etapa y al ser posible disfrutarla. Me pongo la música y voy cantando como un zumbado montaña arriba (por primera vez estoy feliz).

En el refugio Champillon me coge Emilie y le invito a comer un plato de polenta con salchichas. La gente del refugio nos pide sacarnos fotos y autógrafos. Sé que es por ella, pero por no hacerme el feo, pues también me lo piden a mí. Me animan diciéndome que soy el corredor más simpático que ha pasado, ya que todos los de delante iban con cara de muy pocos amigos y a mí me pillan en un momento de subidón.

En la bajada a Saint Rhemy , Emilie se escapa, me estoy quedando dormido mientras corro, hasta llegar a caerme al suelo. Llego al avituallamiento como un zombie, pero aunque no sea lo más correcto, me alegro de ver varios cadáveres en las esquinas. No soy el único. Me lo tomo con tranquilidad, duermo una hora, como un plato de pasta, me hidrato y salgo entre los ánimos de la gente. Ya solo me queda el Col más esperado por todos, MALATRA 2936m.

En el refugio Frassati, tengo la suerte de encontrarme con Oscar Pérez y Salvador Calvo, que tuvieron que abandonar por problemas físicos y estaban siguiendo la carrera y ayudando a la organización en remarcar las señales que se habían comido la vacas. Me dicen que voy decimo y que ya no me puede pasar nadie y como pase esto, les tengo que pagar una cerveza. (les debo una) aunque no me paso nadie. Será otra “alucinación típica” de esta carrera.

Me despido de ellos e inicio la bajada muy cansado, durmiéndome y me vuelvo a encontrar con esos “pequeños” detalles que hacen que la carrera no sea igual para todos, un corredor italiano con su acompañante tratando de que no se le duerma mientras yo tuve que parar en el refugio Bonnati a echar la última cabezada de 15 minutos antes de afrontar el último tramo. Llego al refugio Bertone, aprieto los dientes del dolor en la última bajada y llego a meta muy exhausto, ni siquiera muestro gesto  de felicidad.

RESULTADO FINAL: 88 horas 27 minutos. Posición 11 general.

Mientras escribo estas líneas, me siento feliz  de lo conseguido porque la carrera, sinceramente, ha sido un continuo sufrimiento y estrés.

 

 

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Info redactada por Mayayo Oxígeno para Carrerasdemontana.com