Yo se que no soy la más rápida, pero las rutas de aproximación a sectores de escalada me han enseñado a caminar rápido con gradientes elevados. Y eso hago. Me aferro a todos los árboles y rocas que puedo, a fin de adelantar posiciones, nos metemos por los huecos que los corredores más corpulentos nos dejan. Es difícil para ellos poder subir con esta velocidad, pero sé que en bajada muchos de ellos me pasarán, sin miedo alguno. Un trail es conocerse y llevarse al límite, así que no dudo en aprovecharme de mis puntos fuertes (llanos y subidas), para que no se note tanto mi inexperiencia en las bajadas técnicas.

El techo de la carrera

Llegamos al punto más alto de la carrera, y un violoncello nos da la bienvenida, con un precioso recuerdo de mis inicios con el método Suzuki. Me llena de energía, así como ver trazas de nieve, que confirman el termómetro casi bajo cero del día de la prueba. Seguimos corriendo y llegamos al primer avituallamiento. Sergi se gira, como preguntando si paramos a por agua. Pero yo le hago el gesto de seguir, pues mi intención es no parar en ningún momento.

Foto Trail Rocacorba 2023

El principio y el final de las carreras es la parte fácil, con la motivación de la novedad y el cese del sufrimiento. Lo que realmente cuenta es saber dejarse llevar en la parte carente de sentido, el tramo intermedio. Y esto es especialmente difícil cuando veo que el equipo mixto de Edu nos pasa fácilmente durante la primera bajada. Intento no desmotivarme y confiar en mí misma, pero me siento realmente patosa en estas bajadas, mientras hordas de corredores me pasan. «¿Están locos?» Pienso. «¿No ven las piedras afiladas por todos lados?» Parece que solo yo lo veo. Así que aprieto y sigo a mi liebre.

Las fuerzas empiezan a flanquear, y Sergi lo nota. Así que me recomienda tomar uno de los geles que había traído, siguiendo su consejo. Nunca antes había tomado geles en carrera, y la sensación es completamente nueva para mí: noto que la cabeza vuelve a funcionar de verdad, que toda la fatiga se va, como si pudiera correr otra hora más. «Así, las carreras de ultraresistencia pierden la gracia» pienso. No me da mucho tiempo para caer en mis reflexiones cuando resbalo, y grito. Sergi se asusta, y se da la vuelta. Normal: tras años de escalada, he acabado asociando cualquier caída a aquellas donde la roca puede jugarte una mala pasada, y el grito parece más un apuñalamiento que una caída. Estoy llena de rabia competitiva, y sigo hacia delante, cuesta arriba.

Voy encontrándome mejor, dado que las subidas son mi terreno y comenzamos a recortar posiciones. «Tengo una buena noticia» empieza Sergi, «tenemos a 200m a Eduard y su hermana». Tiene razón, oigo sus voces. «Tu aprieta» le digo. Así que seguimos poco a poco ascendiendo sin descanso, pasando a decenas de corredores, hasta pasar a nuestros rivales también. Sigo muy concentrada con la tarea entre manos: aprovechar este tramo en subida para sacar todo el tiempo posible de margen, en la bajada donde pueden pillarnos.

Segunda cima

Llegamos a la segunda de las cimas, y comienza una bajada muy suave pero llena de giros, rocas, en definitiva, obstáculos técnicos con los cuales no ando muy familiarizada -teniendo en cuenta que llevo meses haciendo preparación para pista cubierta. Una corredora se acerca: poco después conoceré su nombre, Silvia. Al principio me molesta que intente pasarme, simplemente por el hecho de que soy tan inexperta en estas pruebas que me cuesta apartarme para dejar pasar a los corredores. Por miedo a tropezar (más de lo que ya hago sin «presiones»). Me pasa, y cuando el terreno se vuelve menos técnico vuelvo a pasarla y aprieto. He de reconocer que soy una picada, pero noto en sus zancadas ese mismo aire competitivo, y cuando me dice que no contamos para la misma categoría, comenzamos a ayudarnos y tirar la una de la otra. Es realmente placentero tener esos momentos donde te dejas llevar por otro corredor, como si la cabeza desconectara y los kilómetros volaran. Poco después, llegamos a una pista y hago lo que mejor se me da: acelerar cuesta abajo en terrenos no técnicos, ya que soy bastante inepta cuando la rugosidad complica el terreno. La pierdo de vista y dejo de escucharla.

Ya solo quedan unos 8 kilómetros, y entro en una especie de túnel mental, una concentración total donde la única solución posible es llegar los primeros a meta. No importa la incomodidad, cuando uno desea lo suficiente algo. Noto que mi liebre ya va también con el corazón acelerado.

Final hasta meta

Salimos del bosque y llegamos a una explanada bastante más descubierta, con un giro de casi 180º. «¿Les ves?» pregunto a Sergi. «No» me responde. Así que seguimos apretando porque ya solo queda un 3000m, luego un «milqui», y después un repecho de asfalto algo incómodo antes de desplomarme en la línea de meta.

Foto Trail Rocacorba 2023

Un tiempo de 2h49 min en mi primera distancia superior a media maratón por montaña. Estallo de alegría pero mis piernas no opinan lo mismo. Poco después llega la cuarta chica, y también Edu y Cris, así como Silvia.

Jamás olvidaré la intensidad de cada kilómetro de esta carrera, tanto por la belleza del entorno, como sobre todo por la experiencia junto a un corredor que admiro y quiero tanto. ¿Lo habría disfrutado también sola? Probablemente. Pero estoy completamente convencida de que las palabras cruzadas con tantos otros corredores son igual de importantes que los recuerdos del paisaje en mis retinas.

TRAIL ROCACORBA 2023

PUNTOS FUERTES

• Organización y avituallamientos. El pabellón estaba correctamente climatizado, con duchas, baños, desayuno, y post-cursa con opciones vegetarianas, veganas y celíacas. También se contribuye a minimizar los residuos dotando a los corredores de vasos y boles de plástico reutilizables.
• Buena relación calidad-precio: volviendo al punto anterior, la cantidad de opciones en el menú, tres avituallamientos en carrera (siendo decir que no se qué había en ellos al no parame ni a mirarlos), camiseta, ambientación pre y post-cursa… Algo más cara que un trail «popular», pero a una diferencia abismal a nivel de servicios ofertados.
• No está masificado: si bien es una carrera importante en el calendario de trail catalán, no noté en ningún momento embotellamientos que he vivido en otras pruebas. Había buen ambiente, pero sin llegar a ser agobiante.
• Buena señalización: existían cintas rojas en gran parte del recorrido, así como numerosos carteles. En ningún momento tuvimos dudas de donde seguir.

A MEJORAR

• Transporte: el único «pero» que puedo encontrar, es que si bien estudiaron al parecer la huella de carbono de la prueba preguntando el modo de desplazamiento, no parecen ser conscientes de que la única opción viable era el coche. Si se aboga por un trail más sostenible, sería interesante proporcionar opciones de transporte público, como un autobús desde ciudades grandes como Barcelona o Girona, o bien un medio para organizar viaje en coches compartidos. Existen ya aplicaciones como «covoitrunning» en Francia que ofrecen esta clase de servicios. Pero algo tan tonto como crear un espacio dentro de la pagina web, donde poner anuncios de corredores que salen de cierto lugar, podría ahorrar el número de coches utilizados para llegar a Canet d’Adri.

Foto Trail Rocacorba 2023