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Ultra Trail América: TRANSKARUREKA GUADALOUPE (120k/D+8.000m) Crónica personal Pablo Criado (4º absoluto)
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El Ultra Trail sigue su expansión por todo el mundo, hoy lo seguimos en una nueva prueba en la francesa isla de Guadaloupe en pleno Caribe. Estados Unidos ofrece ya más de un centenar de carreras cienmilleras y en Sudamérica hay clásicos consolidados como la multietapas Cruce de los Andes.
Ahora tambien en Centroamérica van naciendo nuevas ultras como esta exótica I TRANSKARUREKA GUADALOUPE, evento compuesto por tres pruebas de 20k-64k-120k con 150 corredores peleando por la espina dorsal de la isla que la acoge, cubierta de espesas junglas. Toda una gran aventura cuya prueba reina han completado tan solo 9 personas este año. Pablo Criado entró 4º y nos trae aquí su crónica personal de los 120k. A destacar tambien el papel de Ana Bustamante que disputó la 64k entrando en meta como 2ª mujer.
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ULTRA TRAIL TRANSKARUKERA GUADELOUPE – 120K / d+8.000M
Crónica personal por Pablo Criado Toca (4º absoluto)
Hace algo más de un par de meses, unos amigos franceses, me lanzaron la proposición de ir a correr a la isla de Guadeloupe un nuevo ultra, cosa que acepté, pues a priori sonaba muy bien, una carrera en una isla del caribe, era una buena forma de conocer otra cultura y otro entorno.
No conocía nada del entorno, pensando más bien que sería fácil, correríamos por playas, y sendas con vegetación exuberante, y algo de calor. La fecha llegó y allí que nos encaminamos Ana y yo.
Transkarukera quiere decir en lengua nativa, trans “isla de las bellas aguas”, y verdaderamente la carrera era esto, cruzar la isla de lado a lado.
Cuando nos encontramos en el avión en París con el grupo de atletas internacionales que participaba , fue mi amigo Christophe le Saux, quien ya me puso en antecedentes y me comentó que no iba a ser una carrera fácil, que la vegetación era muy densa, una jungla muy difícil, subidas y bajadas muy empinadas y poco de “correr tradicional”, pues el terreno era muy complicado.
Esto ya comenzó a preocuparme un poco, pues precisamente él ha corrido muchas veces por estas zonas y hablaba con verdadero conocimiento.
(Abajo, video de reconomientos previos de carrera que sirve para situarse sobre la extrema complejidad de la progresión por selvas)
Una vez llegados a la isla, todo fueron agasajos, recibimiento en el aeropuerto, rueda de prensa, y sobretodo una buena bofetada de calor y humedad. Un par de días de aclimatación, un pequeño trote, un poco de playa y unos paseos a unas cascadas cercanas, fueron junto a las compras de última hora nuestras actividades precarrera.
Llegó el viernes y preparamos las bolsas intermedias que nos llevaba la organización y nuestras ligeras mochilas, y nos encaminamos a la salida. Unas previsiones así a ojo de unas 20 horas eran lo que pensábamos podríamos tardar, iba a ser duro. Nada más lejos de la realidad.
Para comenzar la salida desde Basse Terre, por un paseo marítimo y de repente las primeras rampas, íbamos tranquilos, pero el calor sofocante hacía que sudáramos a mares, una primera cuesta y al fondo un camino que se adentraba en la selva, increíble que por aquí se pudiera pasar!!! Qué cantidad de vegetación!!!
Esta sería la tónica de la carrera, en los primeros 60 km, senderos imposibles, en su mayoría hechos a machete por unas selvas impresionantes, el suelo lleno de raíces y barro y gran parte del terreno, con las ramas de los árboles haciendo una maraña y obligándote a contorsionismos varios, para poder pasar. Casi a punto de terminar la primera subida me descolgué un poco de los tres primeros, pues me comenzaba a sentir asfixiado por el calor, ya los cogería en la bajada, mi terreno favorito.
¡Qué iluso! Para empezar la bajada era supertécnica, pues con tantas raíces y árboles, resultaba complicado dejarte ir, como sucede habitualmente, y tenías que hacer una especie de deslizamiento de árbol a árbol, agarrándote a las ramas para poder bajar de una manera más o menos cómoda. Aquí fue donde me dí cuenta de uno de mis errores, no llevar guantes, para agarrarte a la vegetación, así que acabaron mis manos al final de la carrera, como el rosario de la aurora!!!
Las fuerzas me abandonaron, la humedad y el calor me exprimían e impedían que corriera, sudaba a mares y me costaba caminar, el resto de corredores me iba pasando con facilidad y el avituallamiento del km 12 no llegaba, y yo pensaba, joder pero si vamos casi tres horas de carrera, no es posible!!! Pues sí que lo era y aún iba a ser más difícil. Llegué a este primer avituallamiento, totalmente roto, con más ganas de retirarme que de seguir, pues estaba agotado físicamente, pero los ánimos de la gente y de Gerard, el organizador, me animaron a seguir, bueno voy a probar, total son sólo 5 km al siguiente avituallamiento. Sólo 5 km, pero más de 2 horas para llegar!!! Esta selva no perdona, es muy dura, empinada y técnica.
A partir de aquí, parece que el cuerpo se adapta al medio, al calor y la humedad y yo comienzo a sentirme a gusto, bueno es un decir, pues una crisis de sueño me obliga a dormir 20 minutos en una parada de autobús que encontré en una pista en mitad de la selva.
Una buena sorpresa llegó después, un barranco ¡Había que subir por el barranco! Por el medio, con el agua al pecho y de noche, tod un parque de atracciones. Esto me despertó y animó bastante. Luego ya comencé a funcionar mejor, la subida al volcán de la isla era larga y dura, pero permitía llevar un ritmo regular, y una bajada corrible me llevaron al km 25 algo después de las ocho de la mañana, madre mía. 10 horas para 25 km.
De aquí al 35, fue una especie de ratonera, lo digo, porque ibas más a rastras, que de pie, había tal cantidad de vegetación, que parecían túneles, los caminos. En el 35, estaba la parte más comprometida de toda la carrera, 30 km sin asistencia, sin avituallamientos, joder, yo pensaba que serían 6 horas, pero si para los primeros 35, había empleado medio día, para estos cuantos me harían falta. Estaba acojonado, no lo voy a negar y me daba miedo correr por si me pegaba una pájara extrema, como las que han sufrido hasta muchos de los propios corredores nativos de la isla.
A estas alturas mi cuerpo ya había comenzado a recuperar, y me había animado de nuevo con la carrera, es decir con la competición, después de haber estado como en el puesto 15 ó 20, ahora comenzaba a recuperar.
Este tramo, era verdaderamente de soledad extrema, no había nadie, sólo vegetación, y a partir de cierto momento, ni marcas, me habría perdido? Esta duda me asaltaba, pero claro, estaba en la selva, en un camino estrecho, con vegetación impenetrable a ambos lados, joder si no hay más caminos, ¿como me voy a perder? Y claro por eso no hay balizas ¿para qué? Como no saque la navaja de “bollicao” y corte ramas, pues no hay más solución ¡Sigue adelante! Estos eran mis pensamientos, continuamente, a la vez que no paraba de correr, un camino en medio de la ladera, bordeando montañas, por un senderito estrecho y resbaladizo, qué maravilla de sitio, de cuando en cuando te dejaba otear las montañas que un poco más tarde subirías, ufff lo que queda.
Después de casi 20 hora y un buen par de baños en ríos, llegué al avituallamiento central, en les Mamelles, donde me cambié calcetines y comí un poco, por cierto qué maravilla de avituallamientos, como estaba la piña tropical. Debí comer 6 kilos.
A partir de aquí , la carrera hacía el recorrido de la Red Mamel, la “corta”, de 64 km. ¡Aún 64 km! A priori había calculado 10 horas, pero al final serían 17, madre mía que locura.
Esta zona era más corrible, aunque con sorpresas,¡ como algunas bajadas del 45% sobre barro fino y de golpetazos sucesivos en las espinillas para lograr frenar. Se pasaba por algún pueblo junto al mar, donde el calor era asfixiante y hasta la ropa quemaba en la piel.
Pasado el 90, mis destrozados pies ya comenzaron a decir basta, y entonces “correr”, se convirtió en un juego mental, un desafío. Trotaba como podía en llano y bajada tratando de eludir los dolores de mis plantas, y lo conseguía a ratos. Tuve que parar un par de veces a dormir, junto al camino, pues el calor me atontaba, pero seguía. Llegó el día y con el se escaparon las esperanzas de mejorar el cuarto puesto que llevaba, pues no podía correr más, y en los últimos 20 km de asfalto, y pistas entre maizales para llegar a la meta, me sorprendieron unos 33º C a la sombra, algo que según me dijeron eran unos 50 al sol, ese sol que me mataba, pues había perdido la gorra ya hacía casi un día en la selva.
Las sensaciones de estos últimos km fueron espantosas, pensando que me había perdido, andando-corriendo medio dormido de la tostera que hacía, tanto que llegué al último avituallamiento y me tiré a dormir nuevamente, con agua fría por todo el cuerpo. Cómo me verían de mal, que no quería que saliera de allí, que es muy mala hora decían. Y una mierda, que yo sigo. Se vino un paisano conmigo, al lado en el coche, siguiéndome como medida de seguridad.
Hasta un punto donde me dijo, bueno dentro de 40 minutos te veo. ¿Y eso? No es que por ahí no pasa el coche. Ah vale, pues hasta ahora.Joder, claro que no pasaba el coche, ¡era un manglar! Fue a última sorpresa de la carrera, serían 500 metros nada más, pero me pareció un maratón, los pies hundidos en el fango y vegetación corrompida, por el agua marina y la putrefacción de las hojas, y otro esfuerzo para dar cada paso, ostia que esto está profundo. Hasta la cintura, me metía y yo pensaba, joder no hay nadie por si me hundo. Recordaba aquellas películas de Tarzán, cuando se hundían en las arenas movedizas, ufff qué miedo. ¿Y Ana? ¿Como habrá pasado? ¿Le habrá llegado el agua al cuello?
Al final se acabó el manglar y me encuentro al resto de amigos franceses y a Ana esperando a la salida del manglar, una inyección de ánimos y a acabar la carrera. Llegué a la meta, en el peor de los estados que me podría haber imaginado, pero lo hice corriendo, por orgullo o por cabezonería, jejeje, pero lo hice, aunque casi no llego, porque menuda cuestecita que pusieron justo antes de la meta.
En fin, una aventura en toda regla, hacía mucho tiempo que no me encontraba sometido de tal manera a la fuerza de la naturaleza, he vuelto a recobrar el espíritu de aventura en una carrera, algo que ya es muy difícil en Europa, pues están todas demasiado civilizadas y con los riesgos minimizados al máximo, sólo es correr y basta. Aquí, hay que decirlo y no es prepotencia, pero no puede correr cualquiera, al menos la de 120 km, ya te da aviso la organización, sólo para ultratrailers expertos, carrera hipertécnica, decir también que no se puede abandonar fácilmente, pues estás mucho tiempo aislado, algo a tener en cuenta por si tienes un percance, el grado de compromiso de esta carrera es altísimo.
Sin duda, una carrera salvaje y bellísima, por mi retina han pasado imágenes espectaculares, cascadas, jungla, amaneceres,playas,…
Sólo puedo decir, GRACIAS TRANSKARUKERA GUADELOUPE!!!!
Resultados Ultra Transkarureka Guadaloupe 120k D+8000m (¡Solo 9 finalistas!) Julio 2013
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Info redactada por Mayayo Oxígeno para Carrerasdemontana.com