Me gusta correr por el monte

Hace unos años, andaba por el monte con mis botas y mi piolet. De cuando en cuando veía bajar vertiginoso a mi lado algún “insensato” a la carrera sobre las peñas, sin mas parachoques que unas zapatillas raídas y sus propias manos. Al dejarme atrás, me sumía en una ventisca de “división de opiniones”.
Pasó el tiempo, y poco a poco yo tambien fui mutando en uno de aquellos sinsentidos que triscan por las nieves y las rocas casi a pelo. Si antes me hacía esa pregunta, ahora soy más a menudo quien la recibe.

¿Por qué te gusta correr por el monte?
Cómo explicarlo…tantas respuestas habrá como corremontes, me temo. Lo que no tiene es remedio. He intentado dejar aquí algunos fogonazos, pequeños momentos de felicidad que me ha tráído esta tara.
¿Y a tí, por qué te gusta esto?